Ensayos maniacoideológicos

cacofonías del egoísmo

9/12/2005

No paran las lluvias. La humedad penetra mis huesos y el frío que anuncia el otoño remueve pasiones. Los días serán cada vez más agitados conforme se acerca el fin de año y por lo pronto el trabajo cada día es más agotador, acaso porque las tensiones personales se encuentran a punto. Hay días en que no puedo seguir tolerando más la estupidez de la gente de alrededor y la dicha tolerancia auto impuesta me obliga a tener mala cara, a exigir aislamiento, a marcar distancia. De cualquier forma, los fines de semana ya no los paso en soledad; hace ya un par que por mera casualidad he encontrado amigos y amigas en alguno que otro divertimento: performancero, culturoso y combativo. Tal como podía suponer la distancia, el mundo es más pequeño de lo que se supone. Siempre, en cada uno de los lugares a los que asisto alguna persona del pasado aparece: activostoide, universitario, laboral. Aún cuando la melancolía me invade periódicamente, especialmente los lunes por la mañana, eso también me hace sentir viva, presente.