La lluvia cubre las calles. El camino, desde aquí, desde esta periferia que pretende no serlo; las gotas que se precipitan desde el cielo no sólo oscurecen el cielo pero además oscurece la llegada a casa, que se extiende hasta después de las nueve de la noche. Los días en este nuevo trabajo son de diez horas, y la las calles mojadas y los baches profundos y las coladeras sin tapa son un infierno para todos y cada uno de los integrantes de este equipo.
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