El calor entorpece el desarrollo normal de las actividades laborales. Aún cuando hay aire acondicionado es un agobio encenderlo y apagarlo: complacer a quienes tienen calor y a quienes tienen frío se convierte en una discusión permanente. Sin embargo, al final se opta por abrir las ventanas para posteriormente cerrarlas con la llegada de la temible lluvia. Los chaparrones que tarde con tarde caen son un recordatorio de que se llegará más tarde que de costumbre a casa. Si no dentro de las oficinas se olvida un poco lo remoto que te encuentras de casa, la realidad nos invade con la caída de las primeras gotas y así será hasta que termine la temporada: los baches que se ocultan, aprender a vivir con las inundaciones, el tráfico se recrudece,ja!, por eso no tengo auto!
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