Ensayos maniacoideológicos

cacofonías del egoísmo

1/06/2003

Con un retraso considerable me acabo de enterar que Ivan Ilich murió el pasado 2 de diciembre en la Universidad de Bremen, Alemania. De origen austriaco, Ilich dejó para nuestro país una extraordinaria herencia cultural, no solo por sus innumerables libros y artículos escritos en castellano, sino además por la creación, desde los años 70´s, del Centro Intercultural de Documentación (CIDOC) ubicado en Cuernavaca, Morelos.

Clérigo renegado, consideraba que el conocimiento debía ser des-institucionalizado para considerarsele como tal. Una de sus propuestas teóricas más interesantes es la llamada "desescolarización". Las conclusiones a las que llega cuando analiza la profunda crisis por la que atraviesa la educación desde hace décadas, fueron bastante radicales: construir una sociedad sin escuelas e inhabilitar los certificados de estudios.

Crítico ferviente del concepto "desarrollo", (al que considera como la implantación en la sociedad económica, del régimen de la escasez) concluye que el uso indiscriminado de la tecnología mediante su centralización estatal y empresarial es un lastre para cualquier sociedad, sobre todo para las más pobres. La opción que propone en tal sentido es que las tecnologías limitadas sean controladas por el ser humano común y corriente.

A continuación reproduzco algunas citas del libertario Ivan Ilich:

"La escuela parece estar eminentemente dotada para ser la iglesia universal de nuestra cultura en decadencia..."

"En todo el mundo las escuelas son empresas organizadas y concebidas de modo que copian el orden establecido, ya sea que este orden se llamado revolucionario, conservador o evolucionista".

"La escuela es el rito de iniciación que conduce a una sociedad orientada al consumo progresivo de servicios cada vez más costosos e intangibles, una sociedad que confía en normas de valor de vigencia mundial, en una planificación en gran escala y a largo plazo, en la obsolescencia continua de sus mercancías basada en el ethos estructural de mejoras interminables: la conversión constante de nuevas necesidades en demandas específicas para el consumo de satisfactores nuevos".

"Ha llegado el momento de quitar de las manos del médico la jeringa, como se quito la pluma de las manos del escriba durante la Reforma. La mayoría de las enfermedades curables hoy en día se pueden diagnosticar y tratar por profanos. A la gente le resulta muy difícil aceptar esta declaración, porque la complejidad del ritual médico les ha ocultado la simplicidad de sus instrumentos básicos..."