Lo más trascendental del día de ayer es que fui invadida por unos bichos chupadores de sangre llamados pinolillos, no pude salvarme por más que lo intenté. Usar botas, pantalones de mezclilla y repelente para insectos, además de viajar a caballo hacia el rancho de mi padre, no impidió que me llenara de ronchas, las cuales provocan una comezón indescriptible. No puedo dejar de mencionar que me dí un atracón de fresca carne de vaca, leche de vaca, queso de leche de vaca, frijoles negros y tortillas de maiz blanco hechas a mano y saliditas del comal. Y después de comer, una rica siesta en una apacible hamaca. Que delicia vivir en el campo, mas bien, vacacionar en el campo!!!.
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