Ensayos maniacoideológicos

cacofonías del egoísmo

5/08/2003

Ya han pasado muchos días desde el último en que escribí algo en este espacio. El no haber escrito es el resultado de mi ya tradicional y cíclica apatía. Las cosas siguen, el mundo continúa su recorrido histórico y las gentes van y vienen. Mis ocupaciones profesionales se han visto apresuradas por mi decisión de cambiar de camino. Mis fines de semana se han transformado de la fiesta perpetua a un inesperado trabajo en Valle de Bravo. El par de semanas que me he embarcado en un auto deportivo con ese destino aún me tienen un poco desconcertada...

La necesidad de construir un futuro “económicamente seguro” me llevaron a aceptar un trabajo en el que debo de convivir durante dos días de la semana con un grupo social sensiblemente distinto al mío.

Bajo la consigna de “siempre manejarme segura” he logrado integrarme con cierta facilidad en ese mundo de arrogancia y engreimiento de los tolucos y defeños ultramegafresas en busca de la "tranquilidad" que puede ofrecerles o el club de veleo avándaro o el santuario.

Aún no se si sea lo suficientemente cínica para seguir invirtiendo mis siguientes fines de semana en la dichosa inmobiliaria. De cualquier forma, y de hecho, no la he pasado nada mal... sobre todo y gracias a las meriendas con paté de campaña, pan recién horneado y vino cavernet terra noble, así como a las deliciosas tartas de frutas del bosque.

Sobre los muchos chicos lindos... ni hablar, suelen ser tan estúpidos como lo son en cualquier parte, solo que además de eso, en esos lares tienen mucha lana y eso los hace insoportables...