Ensayos maniacoideológicos

cacofonías del egoísmo

8/27/2004

Al ratito nos vemos, fue la última de las palabras que escuchó de él.

Con anterioridad ya había escuchado decenas de historias sobre el hombre que había anunciado que iría a comprar cigarrillos y que después de décadas había aparecido en algún lugar del mundo convertido en otro, con una nueva familia y con nuevos hijos; ahora, era un sujeto arrepentido del abandono y dispuesto a pagar, con su también nueva fortuna, el sufrimiento que padecian los "abandonados". Escucho también la historia de aquella mala mujer que a su pequeño hijo abandonó en un urbano cuartucho de vecindad, asegurando que traería algo de comer para ambos; el niño, ahora convertido en todo un hombre de bien: soldado o policía, se compadecía de su anciana y callejera mala madre.

Quizá algo parecido suceda en el futuro, se consolaba ella... pero a ambos nada les unía.

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