Ensayos maniacoideológicos

cacofonías del egoísmo

1/16/2003

Miércoles, día de cine obligado. Una película light es la elegida ya qué con tanta gente que cuchichea a mi alrederor y que ingiere botanas aceitosas es imposible concentrarse a cabalidad. Casarse está en griego, cinta independiente, producida por el aburridísmo Tom Hanks, con un presupuesto limitadísimo (5 millones de dólares), logró meterse en el gusto del público yanqui, ya que durante su exhibición en EU. obtuvo la impresionante cantidad de (más de) 220 millones de dólares. Película furris que una vez más nos demuestra que no todo lo independiente es de culto.

Antes del cine, leer las noticias del día en solitaria comida en Italiannis: ravioles al pesto y pomodoro, ensalada campesina y tiramizú con café express. Mientras, observar las caras de adolescente que llegar en ordas al espacio público contemporáneo: "el centro comercial".

Vitrinas y vitrinas y más vitrinas relucientes y antisépticas que exhiben productos innecesarios, pero eso sí, de marcas prestigiosísmas.

El consumo como forma de realización humana se evidencia a cada momento en este nuestro espacio público, espacio para ligar, para comunicarnos con nuestros seres queridos, para alimentarnos, para charlar con amigos, para divertirnos y sobre todo para consumir.

Una vez más, presa de mis más sanguinarios instintos de destrucción, solo alcanzo a materializarlos comprando un par de discos compactos: el primero de Leonard Cohen, The Future y el segundo de Nopal Beat, god is my name, discos que pretendiendo satisfacer mis obscuras ansias solo alcanzan a disolverlas momentáneamente, mientras pago con mi tarjeta de débito, al terminar con ese ritual compra-venta, la insatisfacción regresa.