Ensayos maniacoideológicos

cacofonías del egoísmo

3/11/2003

Las relaciones interpersonales siempre me han resultado complejas. Conservar a un rango mínimo de amigos y amigas se ha convertido en algunos momentos de mi existencia en una pesadumbre. Dificilmente puedo relacionarme con las personas y cuando lo logro hacer, muy fácil las abandono. Así, innumerables sujetos se atraviesan en mi camino y en muy poco tiempo el nexo filial es roto por mi autosoledad individualista.

Amigos y amigas han partido y yo he dejado que partan sin ningún problema, pero cuando tengo que pasar mi agenda, año con año, puedo darme cuenta que tengo teléfonos de pesonas que nisiquiera recuerdo. Otros, los menos, quizá un par, se encuentran permanentemente en ella. Personas de mis trabajos, de la escuela o de la calle acumulan números que núnca marco y que decididamente núnca marcaré, acasó porque detesto hablar por teléfono?.

Se, sin embargo que encontrar a sujetos en la vida es algo maravilloso y que también es necesario dejar que partan o no llamarles en un buen tiempo, es un poco como me sucede con la música, hay momentos en los que no puedo abandonar un par de discos y de pronto aparecen nuevos discos que sustituyen parcialmente a los anteriores y los favoritos del pasado regresan por algún motivo en el lugar menos esperado...

De cualquier forma hay momentos en los que desearía hablar con personas que se han quedado en el pasado y que quizá tienen algo importante que compartír conmigo tal y como yo tengo cosas que compartir con ellos. La muerte también es un motivo importante por el que he dejado de ver a algunos de ellos: Sofía, Francisco, Rodolfo, Ricardo y Laura son algunos de los que se han quedado en el camino.