Ensayos maniacoideológicos

cacofonías del egoísmo

5/31/2005

La estupidez humana no tiene límites

Este repetitivo país de corrupción, de imbecilidad, de apatia, de violencia, de conformismo, de irritabilidad, de mezquindad, de incompetencia disfrazada de competitividad, y de quizá alguno que otro agregado mas, nos coloca en el inicio de lo que serán doscientos años (¿más?) de pobreza generalizada. Las promesas de emerger como una nación primermundista cuando "fuimos invitados" a participar en esa OCDE, ahora, todo gracias a sus concienzudos estudios se aplaza y sin más nos lanza por el turbulento mundo de las determinaciones, mundo al que por supuesto no entran aquellos personajitos (mexicanitos, por supuesto) que año con año acceden o escalan en la codiciada lista de Forbes.

Bajo tal panorama desalentador y ya fuera de toda racionalidad, acumulados ya cinco años de fantasías animadas en las cuales la democracia, la estabilidad económica y pleno empleo campean, por supuesto que todo ello únicamente dentro de la torcida mente de "nuestro" mal habido presidensucho, ahora el tal y sus asesores pretenden que los medios hacen muy mal en "refritear los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez", ¿acaso no resulta indignante?. Pero no para ahí el presi, y reta a quienes tengan pruebas de lo contrario, cuando asegura que los responsables de los asesinatos se encuentran o presos o en proceso. Por favor, hay que echarle una cubetada de agua con hielo, haber si vuelve a la realidad. O de plano: ¡castigo ejemplar!,¡castigo ejemplar!,¡castigo ejemplar!.

5/30/2005

"... llegará el día en que los hombres serán lo mismo que el ron, mientras más viejos más jacarandosos, y cuando ese día llegue, se acabarán las tumbas y los epitafios y los cementerios, porque si los hombres tienen tanto jelengue con los muertos, es porque le temen a la muerte, y cuando llegue ese tiempo que te digo, los hombres no se morirán por la vejez ni por enfermedad, sino por gusto, ya que por haber vivido tanto no querrán vivir más, y entonces la muerte será como el final de unos estudios, el doctorado, y vivir será como aprender a morir, lo que se tiene que alcanzar a base de conciencia, después de haber vivido siglos y milenios; y cuando cada cual haya hecho todo lo que quería hacer, para qué va a vivir más, pues cada hombre tiene que hacer un mundo, pero ahora nadie lo puede hacer porque se muere pronto, y para eso son los cementerios y las tumbas y los epitafios, para demostrar que fue la muerte la culpable de que cada cual no hiciera todo lo que debió hacer"

José Soler Puig, Un mundo de cosas