Ensayos maniacoideológicos

cacofonías del egoísmo

6/28/2005

Los terribles calores que durante las últimas semanas nos habían atormentado han cedido el paso a esta nueva condición veraniega de lluvia y oscuridad perpetua. Ya no más blusitas pequeñitas y de nueva cuenta aparecen en escena las chamarras impermeables y porqué no alguno que otro gorrito para el frío mañanero. Las cosas han tratado de estar bien. Un par de fines de semana a tope. El primero ya pasado, dedicado al culto paterno y al culto a la soledad enmascarada de fiesta dominguera.

Bari, disco de la banda de hip-hop flamenquillo "Ojos de Brujo" fue presentado en el salón 21 el pasado domingo 19 de junio y como siempre los camaradas lo dieron todo, sólo que en esta ocasión debido a un problema de salud, Ramón, el tremendo guitarrista, tuvo que quedarse en las europas. Después de volar desde Guadalajara donde por un problema relacionado con la madre naturaleza no pudieron tocar, y de dejar parada la grabación de lo que será su próximo álbum, llenaron el elitista lugar de Polanco. A pesar de todas las peripecias y de haber tocado en un día poco común se dieron, o quizá más bien les dieron, el lujo de ofrecer un affter para los cuates y cuatas y algun@s más. La fiestecita se desarrolló en un antro del Centro Histórico, ahora remodelado, en el que pinchó el DJ Panko, así como DJ Zarco. El próximo disco traerá muchas sorpresas; entre otras, tocarán un par tracks con igual número de bandas fundamentales de la música alternativa contemporánea, por lo que hay que estar pendientes.

http://www.ojosdebrujo.com/fondo.html

La semana transcurrió entre el recuerdo y la crudita que no se quitó en un par de días. Después, lo demás. El siguiente fin continúo la fiesta. Digno de destacar es que por fin terminó el diplomado y para no variar nos fuimos a celebrar los más reventados, el lugar elegido fue la Tasca Manolo, así que una vez más inició el fin de semana en jueves: cerveza y alguna que otra tapa; después, todo terminó en una juerga cubanesca. Viernes, más y más fiesta, aunque un poco fallida la segunda parada; pero la primera, todo miel sobre hojuelas con los cuates que se apresuran a vivir su veranito en la ciudad de México huyendo del frío del norte. Sábado un poco cruda, aunque preparada sicológicamente, a conocer kilómetros de papel de baño, enredados en gigantescos tubos, en las instalaciones de la fábrica Kimberly Clark en Querétaro. Esa visita quizá sea mejor narrarla en otra ocasión, cuando haya digerido un poco la larga parranda.