Ensayos maniacoideológicos

cacofonías del egoísmo

6/10/2004

La independencia me ha costado suficientemente cara. El día de hoy se cumplen cinco años del segundo bloque de varios años desde el día en que decidí ser autónoma.

Para mí, hoy 10 de junio es una emblematica fecha, no solo porque es jueves de corpus y se conmemoran 33 años de un sangriento crimen de Estado en México...

Hace cinco años pude desatarme de una cotidianidad que a su vez habia durado unos seis años atras un 10 de junio.

El resultado de esa ruptura tampoco fue de lo mejor,más por el contrario, hay momentos en los que considero que las cosas fueron empeorando poco a poco hasta llevarme a cometer estupidez tras estupidez. He crecido y el infalible tiempo continúa adelgazando mi piel sin ninguna contemplación.

Hoy diez de junio, uno más de corpus, quizá las cosas mejorarán o quizá no, quizá la violencia se avalance sobre las cabezas de los desterrados del sistema y junto con ellos me encuentre yo violentando, a seguir violentando por siempre.

Hoy diez de junio, podría cantar una loa al amor que tanto he sufrido y gozado; pero las cosas siempre pueden ser peores de lo que uno imagina... El amor se descubre nuevamente como una mentira infinita, como enfermedad caótica, como estupidez continua, como verdad increible, como dolor inducido y finalmente simple y llanamente como pasión.

El amor como alternativa a la violencia resulta discurso ingenuo y estúpido. En este caos ordenado por el consumo y las vidrieras transparentes; amar resulta un sueño clandestino, privado, jamás publico a menos que se quiera exponer al escarnio.



6/09/2004

Golpes, violencia, reclamos, sueños que se convierten en buenos deseos y sin embargo la realidad cotidiana se nos revienta todas las mañanas en el soñoliento y ya para entonces desencajado rostro; el reto superado día con día continúa siendo dar un paso más y otro y otro sobe el desgastado, humedo y peligroso pavimento.

Yo hablo de presente y de futuro, pero el pasado continúa viviendo y reviviendo y confundiendo la cotidiana existencia.

Quizá todo sería mejor en otro espacio de desarrollo, sin pasado determinante, sin futuro determinado por la violencia normalizadora y normalizante. Pero el odio existe, pero la visión moralista del mundo nos impide ser constructivos; nos obliga a reventarnos la cara y el cuerpo y todo lo necesario para así mostrar al mundo; quizá a una cámara de televisión, o porqué no a un conglomerado de ardientes expectadores cuan desgraciados nos ha hecho el maldito capitalismo; mostrar cuanto odio fue sembrado en nuestra atormentada niñez, cuan desgraciadas nos ha hecho la mala leche que nos hizo pretender ser humanos.

Quizá no existen alternativas a la violencia; ya es tan parte de nosotras, de nosotros, que la batalla se pierde noche con noche al encender el televisor, al mirar el tráfico y a la gente en la calle; la adicción masiva a la violencia puede impedirnos excluirla en esta vida. Los extremos se tocan y las alternativas continúan siedo violencia. ¿Qué más?, ¿amor?, ¿comprensión?, ¿jipismo sesentero?...

Cansada, desolada y paranoica.

Una vez más.