Ensayos maniacoideológicos

cacofonías del egoísmo

5/20/2005

Augusto:

¿Qué puedo decir de tí, general?
¿Qué puedo desearte a tí, general?

Ayer supe, gracias a la radio, que habias entrado al hospital de manera intempestiva; que un micro infarto cerebral te había recluido, nada grave. Sin embargo, unas horas después saliste caminando del lugar, a continuar con tu placentera vejez. Sabes, después de tanto tiempo en que tus compatriotas han esperado tu muerte, yo no. Deseo profundamente que te den algo así como cincuenta mil micro infartos y que sinembargo no mueras, deseo que sufras en tu cabeza, en tu piel, en tu corazón y órganos diversos, cada uno de los golpes que propinaste "intelectualmente" a tus enemigos. Que cada uno de esos dolores que causaste por medio de tus esbirros llegue a tu deshumanidad.

General, eres un gran cobarde, eres un dejo de anciana inmundicia. Espero en verdad que tu muerte sea tan repugnante como lo fue la de tu amigo y colega Francisco Franco. Espero que sufras cada uno de los exilios y temores, y cada complicidad, cada muerte y separación, cada tortura, cada paranoia, cada mal sueño.

Espero llanamente que primero muera cada una de tus células y que quedes convertido en un pedazo de podredumbre antes de que tu fin llegue.

5/19/2005

Y Si Amanece Por Fin

Y si amanece por fin
y el Sol incendia el capó de los coches
baja las persianas;
de ti depende y de mí
que entre los dos siga siendo ayer noche
hoy por la mañana, olvídate del reloj
nadie se ha muerto por ir sin dormir
una vez al currelo

¿Por qué comerse un marrón
cuando la vida se luce poniendo ante ti un caramelo?

Anda, deja que te desabroche un botón;
que se come con piel la manzana prohibida
y tal vez no tengamos más noches
y tal vez no seas tú la mujer de mi vida.

El tiempo es un microbús que sólo cruza una vez

esta breve y absurda comedia,
y yo no soy Mickey Rourke ni tú Kim Bassinguer,
ni tengo nueve semanas y media.

La buena reputación
es conveniente dejarla caer
a los pies de la cama.

Hoy tienes una ocasión de demostrar que eres una mujer
además de una dama

Anda, deja que te desabroche un botón;
que se come con piel la manzana prohibida
y tal vez no tengamos más noches
y tal vez no seas tú la mujer de mi vida.

Joaquín Sabina

5/18/2005

Conteste usted a las siguientes preguntas con un sí o un no:

1. ¿El corazón le palpita rápida o fuertemente?
2. ¿Tiene sentimientos de tensión o nerviosismo?
3. ¿Tiene dificultades para dormir?
4. ¿Tiene ansiedad?
5. ¿Tiene ataques de pánico?
6. ¿Tiene dificultades para concentrarse?
7. ¿Se siente cansado (a) o carente de energía?
8. ¿grita, llora?
9. ¿Tiene mal genio?
10. ¿Tiene sensación de vértigos o desmayos?
11. ¿Siente presión u opresión en la cabeza o el cuerpo?
12. ¿Siente hormigueo o se le duermen diferentes partes del cuerpo?
13. ¿Tiene dolor de cabeza?
14. ¿Tiene dolores musculares o articulares?
15. ¿En ocasiones presenta pérdida de sensibilidad en manos o pies?
16. ¿Tiene dificultad para respirar?
17. ¿Presenta Bochornos?
18. ¿Tiene sudores nocturnos?
19. ¿Tiene pérdida de interés en el sexo?

Si contestó con sinceridad, por favor, no consulte a su médico... el remedio puede ser peor que la enfermedad.

5/17/2005

En las últimas semanas he creado una historia personal imaginaria. Todo comenzó cuando me decidí quemar todas las pertenencias que me hacían recordar a cada momento ese "pasado... porqué diablos no me dejas en paz" (claro está que no todo quedó convertido en cenizas, de lo contrario no me encontraría ahora creando códigos virtuales, ni tampoco podría tener comida congelada), pero bueno, pues resulta que en mi incomprendida vida pasada había acumulado una larga lista de afectos y adeptos y defectos varios por lo que decidí, ayudada por una de esas permanentes alteregos que aterrizan cual aves estacionarias en mi hogar, destruir sobre todo las rutinas.

Desde que tomé esa estoica decisión no he hecho más que repetir afectos, adeptos y defectos y volver a las rutinas de aquellas épocas que resultan ya muy lejanas. Pero bueno, no dicen que la intención es lo que importa… En aquellos entonces, creo que durante los primeros años del bachillerato y durante alguna temporada de la universidad viví esta especie de saciedad: sonreír como una loca por cualquier motivo, hablar con desparpajo, apenarme por motivos varios, consultar con amigos sobre situaciones embarazosas, despreocuparme por un momento del terrible mundo, leer novela tras novela, escribir con un poco más de fluidez, hacer chistes malos, contestar tests de belleza, estoy pues, gozando de esta inusitada y despreciada, por lo menos por un par de años, vida individual, individualista y por qué no aceptarlo pragmática. Es verdad que el no tener ningún proyecto puede convertirse en un martirio, sin embargo, el hecho de imaginar e imaginar situaciones me sitúa nuevamente en ese utópico futuro sin rostro. Lo mejor de todo es que puedo escribirlo, plantearlo abiertamente. Creo que soy un poco más libre que ayer, que antes.

5/16/2005

Nunca se me ha ocurrido comprar un periódico especializado en deportes; acaso, porque durante mi niñez todos los sábados lo primero que hacía antes de desayunar era ir por La Afición para que mi papá pudiera ver en que campo jugaría beisbol el domingo siguiente. Después de que mi deportista padre localizaba su lugar de reunión podía tener el diario el tiempo que así lo quisiera.

Nunca me interesó leer sobre deportes, antes bien, la parte de notas citadinas era mi favorita. En dicha sección aparecían los crímenes más sangrientos del día anterior, sección que siempre era extensa... lo único que me interesaba para entonces era saber cuantas mujeres u hombres, niñas o niños habían muerto atropellados, cuantos asesinados ya fuera por sus parejas o padres o madres o hijos o por desconocidos habidos de pertenencias ajenas, cuantos por drogadictos; específicamente por mariguanos o alcohólicos y cuantos de ellos pertenecían a lugares cercanos a los de mi casa. La idea que tenía, era que en ese periódico se registraban todos los crímenes que se desarrollaban en la ciudad de México y su área metropolitana por lo que me di a la tarea realizar una estadística semanal. Pude constatar con ellas que en fechas como la semana santa o las fiestas patrias se elevaban considerablemente los crímenes.

Sobre política me interesaría más tarde, por lo que al ingresar al bachillerato me hice adicta, además de al tabaco, al diario La Jornada.

Todas las mañanas, antes de ir a la escuela y posteriormente al trabajo había comprado religiosamente el periódico pero a partir de unos tres meses para acá me prometí que debía dejar ese mal hábito y concentrarme en leer por la mañana otro tipo de cosas. Todas las mañanas, al ingresar al metro observo como muchísimas personas, especialmente hombres, compran periódicos deportivos y no logro descifrar su interés creciente por esa área del periodismo. Hoy en particular, imaginé un artículo de análisis en el que se describe paso por paso la jugada que Pereira realizó para garantizar el pase a la semifinal de la escuadra albiazul, cómo pudo sortear con un heroísmo con sello de víctima, la embestida de al menos cinco defensas del Monterrey...