Ensayos maniacoideológicos

cacofonías del egoísmo

8/27/2004

Al ratito nos vemos, fue la última de las palabras que escuchó de él.

Con anterioridad ya había escuchado decenas de historias sobre el hombre que había anunciado que iría a comprar cigarrillos y que después de décadas había aparecido en algún lugar del mundo convertido en otro, con una nueva familia y con nuevos hijos; ahora, era un sujeto arrepentido del abandono y dispuesto a pagar, con su también nueva fortuna, el sufrimiento que padecian los "abandonados". Escucho también la historia de aquella mala mujer que a su pequeño hijo abandonó en un urbano cuartucho de vecindad, asegurando que traería algo de comer para ambos; el niño, ahora convertido en todo un hombre de bien: soldado o policía, se compadecía de su anciana y callejera mala madre.

Quizá algo parecido suceda en el futuro, se consolaba ella... pero a ambos nada les unía.

8/24/2004

Te vi, mi negada nena, y me vi.
Te vi, y me vi, posible amor
Te viste y volviste a verte...

Negación absoluta

Te sentiste acosado por eso...
El esquema se repite y,
huimos una vez más
Siempre quiso ser más de lo que era. Se encontraba a pasos con otros que le demostraban poco menos de lo que esperaba; y sí... se decidió por víctima. Bailó como normal. Poco hablaba y mucho amaba. Su futuro dio por hecho
Más de tres pueden ser cinco. El sueño no se presenta, y ella, sin tener nada de qué preocuparse una vez más. El tiempo pasa sin detenerse y el refugio es, más uno... puede ser infinito, el mismo. Vive y sigue viviendo a pesar de todo el dolor pasado que no puede olvidar; pero que olvida, de a ratitos, gracias a los objetos de ese negado mundo presente y futuro ¿Por qué?
de pronto se pregunta.