Es un momento complicado. Las cosas cada día se ponen más violentas. La represión que en los últimos días se ha desatado en este país de pacotilla, parece no tener fin. El terror del Estado se vuelca a unos pasos de casa... La ida y vuelta al trabajo se ha convertido en un momento preocupante de mi vida. Por la mañana, debido a las manifestaciones, todo se torna azul uniforme. Da asco tener que caminar entre tanto represor; entre tanto sujeto que lo mismo permite el tráfico de drogas, que consigna a consumidores y que lo mismo está dispuesto a pegarle a todo lo que se mueva (mediante obediencia debida) que a violar, a golpear, a señalar, a implicar a mentir. Como siempre, el país es una mierda. Las ofertas enloquecen a los consumidores, las avenidad se llenan de histéric@s conductores, las campañas dan el mismo asco que el vómito amarillo de una borrachera sin alimentos. Las opciones siguen en el mismo tenor de siempre. La opción es que no hay opción; y mientras, palo para quien no se alinie a la derecha junto a los panista que lo mismo rezan en público que violan a niños en privado. El mundo como siempre.